miércoles, 8 de mayo de 2013

Ürop Tour - Fechas 9 y 10, "Le wild Louvre"

Bueno, bueno... la inspiración es nula pero voy a hacer el esfuerzo. Ayer la verdad es que no hicimos mucho. La idea era ir al Louvre pero estaba cerrado, así que nos compramos unos sámbuches y nos fuimos a comer a un parque que está por ahí (Tuileries Garden, por si les interesa). El detalle, hay sillas por todos lados, así que te podés sentar donde te pinte. En nuestro caso, abajo de unos árboles porque el sol estaba jodido, viendo unos cuervos que estaban por ahí y también unos pibes que estaban tratando de comer mientras ahuyentaban unas palomas que querían robarles la comida. Volvimos caminando al hostel, no se por qué. Creo que fue en la ciudad que más caminé, si no fueron 24 horas de las 72 que estuvimos, me equivoco por poco tiempo. Recién hoy nos dimos cuenta que habían "pases" para los medios de transportes. Una gilada, me lo deben haber dicho 60 veces. En el camino pasamos por un puestito y me clavé una crepe con nutella. Vi las Vans más chotas de la historia y nos cruzamos a Juana de Arco.

Uno mira para un lado y otro para el contrario. Estaban tratando de ubicar su barrio.
Vans de Metallica. Háganse un jopo.

Juana la Loca. No, pará, esa era otra...
Sabiendo que hoy el museo iba a estar abierto, nos decidimos a dejar de hacer el papel de boludos y nos animamos a tomar el colectivo. Con nuestro mejor francés (que es muy malo) le dijimos que íbamos al museo. El tipo nos empezó a explicar (en inglés, bendita sea su alma) que en realidad el colectivo iba para el otro lado, pero que le quedaban tres paradas para ir para empezar la vuelta; y nos instó a quedarnos ahí y no pagar. Ahorramos 90 minutos de caminata por 0 gasto. El día empezó siendo una ganga, pero la emoción medio que se nos fue cuando vimos que había una cuadra de cola para entrar al Louvre. Como ni en pedo volvíamos y medio que nos quedábamos sin nada para hacer, nos quedamos. 

Bondi con tabla de planchar incluida.
La fila para entrar al museo. 
Al final la fila se hizo rápido, y sacar la entrada fue muchísimo menos quilombo que la del Vaticano. No sólo el tema de la entrada, el museo en sí está mil veces mejor manejado, con lugares para sentarte. No me voy a poner a hablar de las mierdas que hay ahí porque son miles y no pudimos ver nada. Pensé que la Gioconda iba a ser un toque más grande y que sacarle fotos no implicaría mucho más que encontrar una posición cómoda entre toda la gente. El puto cuadro está atrás de un vidrio de 1 cm, que refleja TODO. ¿Querés una buena foto? Buscate una en alta definición en Google. La Venus de Milo es impresionante, pero tampoco es algo que nunca hayas visto. La coronación de Napoleón es ZARPADA, parece hecha en tamaño natural. La Libertad entrando en París no la llegamos a ver. El museo es inabarcable. Por lo menos no en un día. Creo que sólo el Louvre es un viaje aparte, para ver todas las alas necesitás 4/5 días.

La pirámide desde adentro.

Viene sin el Mario.

Agregale una papas por favor.

Me voy al infierno por esto I: Bi-aitch, I'm fabulous.

Me voy al infierno por esto II: Bi-aitch, I'm fabulous-er.

Eso pequeño que se ve al medio es la puta Mona Lisa.

Boobies!!

Homero.

Se nubló, salió el sol, se volvió a nublar, llovió y terminamos con un sol radiante y como 20º.

"Arte", que le dicen. Que se yo.

Único registro de Gokú haciendo una genkidama.
En un momento nos perdimos, pero como habíamos liquidado 3/4 de lo queríamos ver (más algunos extras) y ya era tarde, nos fuimos. El itinerario seguía con Champs Élysées (para más referencias, ir a lo que escribí hace dos años). Compramos mierdas de recuerdos y Luciana me hizo esperar afuera de un H&M; y sin planearlo se nos hicieron las 5 de la tarde. Otra vez estuvimos caminando más de 5 horas, pero como ya nos hicimos amigos del transporte público, nos tomamos el 95.

Mandate un bondi cuando puedas.
Nos tomamos unos mates y nos fuimos a comer. Detalle parisino actual: son las 22 y todavía no es de noche. Vos, wacho que te estás subiendo al avión, tenelo en cuenta para que no te cierren los lugares para comer. Como no nos tentaba nada, fuimos al mismo lugar que fuimos cuando llegamos y pedimos dos platos del día, pero sin entender qué carajo estábamos pidiendo. Yo resulté beneficiado con un pescado con crema y alguna especia que no pude  adivinar. Pero la pibita se sacó la loteria: Tartar. Imaginate un paty gigante y crudo. Nos dijeron que era de vaca, pero me entero que pudo haber sido caballo. Terminamos haciendo cambiazo de plato. Estaba buenísimo. Lo bajamos con media pinta de Grimbergen, porque la pinta entera la cobran una fortuna. 

Le tartar, mi nueva comida exótica favorita.
Volvimos y jugamos unos metegoles. Revancha del clásico. El primero fue parejo, pero El Millo terminó imponiéndose por un tanto. La revancha fue más fácil, y aunque la bosta quiso ensuciar el partido con molinete y saques raros, El Más Grande se impuso 8-2 (por qué son a diez tantos, no tengo idea). Se hizo justicia.

Siendo las 2 am, habiendo escuchado 3 discos de Metallica, me voy a dormir. Será hasta mañana; shazbut, ¡nanu nanu!

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