jueves, 23 de junio de 2011

Carta de un hincha ateo a Dios

Dios, ¿estás ahí?


Hace mucho no hablamos. Obviamente vos me conocés, y si tenés un poco de autocrítica podés decir que yo conozco tu peor costado. Y es por esto que hoy te estoy hablando.


Puede sonar pretencioso lo que te voy a decir, pero me parece que estás en deuda. Yo te entiendo, tenés todo un Universo, o varios, en los que te tenés que preocupar. Capaz 600 mil trillones de años es para vos lo mismo que para mi dejar la leche en el fuego, y por eso pasan las cosas que están pasando en África. A mi se me hierve la leche y a vos se te descontrolan un par de continente es esta piedrita que se te ocurrió crear.


La cuestión es que, como buena partícula de leche dejada a su suerte que soy, no creo más en vos. Y supongo que vos en algún momento dejaste de creer en mi. En mi y en todos nosotros. Pero no importa eso. Hablar con vos, después de tanto tiempo, es como hablar con alguno de mis viejos después de haberme peleado. Está todo tenso, pero nos podemos decir cualquier cosa.


Así que yo te voy a proponer algo. Un trato, si querés. Vos sabés que a mi me gustan las historias de sacrificios. Por ejemplo, The Dark Knight Returns, de Frank Miller. Bruce Wayne sacrifica su vida para que Batman, y su incansable lucha por la justcia, puedan vivir. En Dune, Paul sacrifica casarse con la mujer que realmente ama, para mantener el Imperio, y que la especia fluya. Rorschach, en Watchmen, sacrifica su vida sabiendo que su forma de ser no permitiría que la paz mundial recientemente lograda por un maléfico plan durara mucho tiempo. Todos los héroes sacrifican algo. Y yo estoy dispuesto a sacrificar todo por el bien de muchos.


Estamos jodidos. Y cuando digo "jodidos" digo "JODIDOS". Salir a la cancha con la camiseta ya no sirve. Hasta hace unos años iba bien, pero ya no. Años de malas diligencias hicieron que así sea. Hoy estamos peleando desde abajo de todo. Y no es justo que así sea. Hay cosas que son inevitables en la vida. Amigos se van lejos, familiares cercanos (muy cercanos) se van para siempre (vos sabrás dónde), y el mundo que le voy a dejar a mis nietos en algún momento va a terminar. Pero había algo que, por lo menos hasta hace poco, era inmutable. Y era así porque era algo de muchos. Pero estás muy ocupado, y te despreocupaste de nosotros. Y ahora estamos JODIDOS. Vi gente llorando en la calle. LLORANDO.


El trato es el siguiente, y todos los aquí presentes saben que soy un hombre de palabra. La bocha es corta. Necesitamos un milagro. Si vos nos lo das, si le das a mi equipo, al equipo de CIENTOS DE MILES DE PERSONAS otra oportunidad, yo me voy a Luján en la próxima caminata. Obviamente tu beneficio no es sólo este, tu beneficio reside en que un ateo, públicamente asumido, va a revindicar Tu Nombre.


Dios, por el bien de muchos, demostrame que existís. No hagas que estas palabras sean sólo bytes tirados al infinito de cables.


Si existís, nos vemos el domingo. Shazbut. Nanu nanu.


Los hinchas queremos dejar de llorar. No por las glorias pasadas... Por el amor a la  camiseta.

viernes, 10 de junio de 2011

Londres, día veinte - Última noche

A la tarde prometí que iba a hablar de lo malo de éste hostel. No hay mucho por decir en realidad. Es una mugre, hay humedad en cada pared que hace que las posibilidades de morir por una esteriquia coli alemana suban mucho. Los baños no se limpian, los compañeros de cuarto trafican droga... una cosa es meterse en un antro por decisión propia, otra por caer por un giro de Fortuna... no está bueno. ¿Les dije que cobran por el WiFi? Sale 1 libra la hora... es muy, muy, MUY caro. ¿Les conté que me cobraron 10 libras de "seguro" por la llave del cuarto, cuando en todos los demás hostels sólo hizo falta que les diera mi DNI? Digamos que lo único que rescato, es que están haciendo que mi salida sea menos traumática.


Por otra parte, el día de hoy fue tranquilo. Paseo, paseo, paseo, compras, compras, tarjeta fundida. En mi última salida de noche, tuve el encuentro más fortuito de todos... una ex compañera del colegio, que está viviendo acá hace un mes, trabajando en el pub que está a la vuelta del hostel... Prueba definitiva de que el mundo es un pañuelo.


Llovió mucho, así que me tuve excusa de meterme en algún que otro museo. Por segunda vez en mi vida, estuve en el Victoria & Albert, y saqué las fotos que me quedaron por sacar hace dos años, y creo que haciendo un racconto de todo lo que fue este viaje, fueron todas cosas que me que quedaron colgadas de hace dos años. No significa que me arrepienta de haber hecho ese viaje, ni mucho menos. Fue la patada incial de algo que sigue recién empezando. Tengo en mente otros destinos y otras experiencias, pero aprendí mucho mucho en estas tres semanas, sobretodo a tomarme las cosas con calma.


Quiero agradecerles haber estado día a día viendo las boludeces que escribo, haciendo el aguante, comentando acá o en el facebook. Hicieron que las distancia sea un poco menor.

¡¡Shazbut, nanu nanu!!

París, día 19 - Tintín, un poroto

Si había un lugar en el mundo donde no pensé que iba a estar, es París. Bueno, ese entre muchos, pero viene al caso decir eso porque ayer estuve ahí.

En 1994 se inauguró el túnel que une Londres con París; y cuando entré en conciencia de lo que era ese túnel, la intriga me invadió. Traté de hacerlo hace dos años, pero no pude por falta de planificación. Esta vez, con apenas un poco más de inteligencia, lo pude hacer. Tuve 3 momentos en el viaje, y son los que les voy a contar ahora.

Cuando me subí al tren estaba todo bien. Llegué con tiempo y el check in fue fácil. Y cuando el tren empezó a ir a 200 km/h... simplemente maravilloso. En un memento me dormí, y me despertó un mensaje de Personal diciendo "Te damos la bienvendia a Francia" y me explicaban las tarifas. No entendía nada... me había dormido por 20 minutos y ya había cruzado el Canal de la Mancha. Tremendo. Muy lindos paisajes, autos yendo por la derecha, y de Londres a París, en 2 horas y cuarto.

El tren termina en la estación Gare du Nord, en el centro de París. Eran las 12 del mediodía y tenía que matar casi cuatro horas hasta encontrarme con Mer. Mer es una amiga desde aquellos años oscuros que llamo "el secundario", y la vida la llevó a París. Tres veces. Me mandó un mail explicándome cómo llegar a Tour St. Jacques, la plaza donde nos íbamos a encontrar. Caracterizada por tener una torre. Me topé con la primera barrera. Lo que me costó pedir un boleto de tren, no se los puedo explicar. Mi francés no pasa de las diez palabras, y "por favor, un boleto a Châtelet-Les Halles" no están dentro de ellas. Después de mucho dudar si caminar hasta la estación esa (en el mapa no parecía tan lejos) decidí aventurarme. Pedí un ticket, y me lo dieron. Tras un momento de duda sobre a qué andés debía ir, fui, y llegué a la estación en 4 minutos. "Vamo´lo´pibe" pensé, sin saber qué es lo que me esperaba. 

Revisé y revisé el mapa, y no podía encontrar dicha plaza. Noté que las paradas de colectivos también tenían mapas también. Ahí logré ubicar al famoso St Jacques, pero no pude llegar. Totalmente derrotado, decidí llamar por teléfono a mi amiga para decirle de encontrarnos en un lugar que, por lo que había visto en el mapa, estaba cerca y lo tenía totalmente ubicado. Pont Neuf (nombre que me di cuenta que se pronunciar bien, gracias a mi época de estudiante gastronómico... una vez más la vida me demuestra que ¡todo sirve!). Fui a un teléfono público. Funcionaba con tarjeta. Fui a otro. También tarjeta. Otro más, y adivinen qué... ¡¡TAMBIÉN ERA CON TARJETA!! Barrera idiomática nº2... pedir una tarjeta para los putos teléfonos. Fui a un local que decía "telephonie", pero era un lugar donde vendían teléfonos. Ahí me dijeron que las tarjetas las venden en las tiendas de tabaco, y ahí fui. Compré una tarjeta. 7.5 euros. ¿Tarjeta de crédito? Ni en pedo. Francés ladrón. Compré, tenía que llamar. Voy al teléfono. Llamo al número, pongo en pin. Y la máquina contestadora del otro lado me dice "le tarjet cest bloqué". Lo pongo por fonética, no se cómo mierda se dice eso; pero si se lo que significa. Fui de nuevo al local, seguro de dos cosas: 1)Me iba a sacar a patadas y 2) No me iba a encontrar con Mer. Por suerte me equivoqué. El tipo me habló en inglés, probó la tarjeta, probó otra, y me devolvió la plata. Decidí probar mi suerte una vez más y le pedí por favor que me deje llamar a mi amiga. Se fijó que sea un número local, y me prestó su celular. Mer no contestó, y le dejé un mensaje de voz. Con un poco más de fe, pero todavía convencido de que no nos íbamos a encontrar. Finalmente se hizo la hora, me puse a recorrer el puente de un lado a otro, y en un momento vi a mi amiga. Hasta ese momento la estaba pasando decididamente mal.

Fue muy bizarro lo que pasó después. Caminando y hablando con Mer, como lo hicimos mil veces en casa, pero ahora por Champs-Élysées. Surrealismo puro. De más está decir que no fue mucho lo que llegué a ver, y que es una ciudad para ir mucho tiempo (Mer aclama que todavía no vio todo, y tiene acumulados muchos meses ahí). Pero encontrarme con mi amiga y hablar y tomar un café y todo lo que implica encontrarse con un amigo que está lejos, hizo que todo valga la pena. Me fui contento. Muy contento.

Les dejo algunas fotos, ¡¡shazbut, nanu nanu!!


Estaba por ahí...
Corto Maltés, Kung Fu Panda y Etam.
El Louvre... mucha gente, poco tiempo. La próxima, lo prometo.
El Palacio de Justicia.
Candados que la gente pone con sus deseos.
Surrealismo I... Mer y yo, con la Torre Eiffel de fondo.
El uruguayo de la estadística.
Surrealismo II... Mer y yo con el Arco del Triunfo de fondo.
¡¡SIEMPRE PRESENTE!!
Escuchar Champs Elysees de NOFX para entender.
Oooooh, champs elysees... ooooh, champs elysees!!
Esa era la torre de Tour St. Jacques... claro.
Notre Dame.
¡Por ahí andaba el Jorobado!

martes, 7 de junio de 2011

Edimburgo, día 17 - De magos y fantasmas

En la ciudad de Edimburgo, en el año 1996, una madre soltera iba todos los días al café Elephant House a escribir una novela en la que había estado trabajando por años. Iba ahí porque había calefacción, al contrario que en su departamento. Sigue siendo el día de hoy que la escritora recuerda ese momento, y llora. Se llama, por cierto, Joanne Kathleen Rowling. Y si no la conocen por nombre, capaz conocen el libro que escribió en esa cafetería: Harry Potter y la Piedra Filosofal.


Se ufanan de tener más de 200 adornos de elefantes...
Ahí fui hoy, buscando capaz que un poco de esa magia que dejan los escritores tras de sí se me pegaba. Así que pedí un café con leche, busqué una mesa, y a escribir. No fue mucho lo que salió ahí. Decididamente frustrado, con la batería de la computadora medio muerta, empecé a caminar por las calles de Edimburgo. Más que calles, pasadizos. Subidas, bajadas, escaleras, rampas y rotondas. El paseo por la ciudad implica todo eso, y algo más. Si no tienen suerte (o si, depende de cómo lo vean) el clima puede no ayudarlos, y puede llover, y puede hacerse de noche a las 5 de la tarde.


Buscando un refugio bajo un techo, vi un aviso que rezaba "Tours de Fantasmas". Y dio la casualidad de que estaba por empezar, y también dio la casualidad de que dejó de llover en ese momento. Un hombre disfrazado como William Burke nos llevó por esas mismas calles por las que había pasado hacía minutos, contándonos, por ejemplo, que en una esquina había un orfanato que fue cerrado durante la época de la hambruna, y todas las personas dentro murieron. Y hay quienes afirman que por las noches de invierno, cuando el viento sopla, trae consigo la melodía que tarareaban los niños. O la historia de Maggie Dickson, quien fue ahorcada, pero no murió, y sólo el azar quiso que quien debía trasladar su cuerpo decidiera pasar un momento por una taberna. Cuando el chofer volvió, escuchó los golpes de Maggie en el ataúd. Se dio un debate en ese momento, sobre si se debía volver a ahorcar a la mujer o no. Finalmente se decidió que lo que pasó fue un acto de Dios, y que debía vivir. O la historia de Bobby, el terrier escocés que vivió 14 años sobre la tumba de su amo.


La clave está en la palabra "FREE".
La caminata terminó, las nubes se volvieron a juntar, y nuevamente empezó a llover. Como por arte de magia, o guiado por los mismos fantasmas, estaba frente a un pub, The Bank Bar. Una vez ahí, y con los fantasmas todavía rondando, la inspiración llegó. Bueno, tal vez más que los fantasmas fueron las cevezas...
Algún día van a decir "ahí se escribió un capítulo de UMBRA".
La noche siguió su curso, tomé una Innis & Gunn (ahorrense las dos libras que sale, no vale la pena), me leí casi todo Diarios de Ron de Hunter Thompson (el libro está bueno, pero no puedo evitar ponerle la voz de Johnny Deep). Mañana parto nuevamente a Londres, pero antes de volver tengo un lugar más para ver. Mantengo el suspenso, ¡¡sólo son dos días de espera!!


Shazbut, ¡nanu nanu!

lunes, 6 de junio de 2011

Edimburgo, día 16 - Edinburgh Big Brother

Camera Obscura & World of Illusions es una atracción que está en Edimburgo desde el siglo 18. Obviamente no era tan amplia como es ahora, pero para la época era bastante adelantada. Digamos que proyectar a un hombre que está caminando en la calle 30 metros más abajo sobre una mesa cóncava de madera, y "levantarlo" con otro pedazo de madera era visto como brujería. Por suerte nadie terminó en la hoguera y hoy el museo tiene un montón de cosas más para ver. Muchas ya las vimos en internet, otras en el Italpark... siempre es divertido, así que ahí fui hoy. Un entretenimiento sano para un par de horas. Para destacar, las fotos holográficas, las que cambian (de las cuales subí unos videos, espero que se puedan entender algo), las burbujas con rayos (también hay videos)... bueno, todo lo que hay ahí adentro está bueno. Por el módico precio de 9,99 libras, y podés sacar todas las fotos que quieras y puedas.


Después de ahí me puse a caminar y terminé en La Silla de Arturo, el punto más alto de Edimburgo. Una colina cuyo pico está a 250 metros... les puedo asegurar que fue mucho. Ahí me quedé un rato, pensando en esas cosas que uno piensa cuando está cansado, y también dormité un poco.


Después de un día tan pero tan sano, tenía que hacer algo para que mi hígado no pensara que le iba a dar un día de descanso. Así que fui al pub más cercano y pedí haggis. El haggis fue una de las razones por las que elegí venir a Edimburgo. Recuerdo en mis años de niñez haber visto una publicidad de Master Card o alguna tarjeta de crédito, donde explicaban el ritual del haggis durante el 25 de enero, cuando conmemoran el nacimiento del poeta Robert Burns, aunque el ritual no es exclusivo de esa fecha. Es toda una ceremonia. Entra el plato acompañado por un gaitero. El jefe del clan corta el haggis con un cuchillo ceremonial, brindan con whisky escocés, y rompen los vasos para que nadie más pueda brindar con ellos.


Desde que vi eso, hace (para poner un número, no me acuerdo el tiempo que tiene esa publicidad) 15 años, quise probar el haggis. ¡Y tengo que decir que cumplió las expectativas! Obviamente no rompí el vaso, ni hubo gaitero en el salón (había uno afuera, y sirvió bastante bien). Cerveza que acompañó, McEwan´s. Whiskey, Balvenie.


Un día tranquilo... Les dejo algunas fotos y videos, ¡¡shazbut, nanu nanu!!

Ilusión óptica japonesa.
¿Dónde está Napoleón?
Find the hidden tiger...
Predator y yo, sacándonos fotos mutuamente.
¡¡SIEMPRE PRESENTE!!
Fibra óptica... si hubiese existido en los ´60, no habría humanidad.
Todo es Vanidad.





La Silla de Arturo.
250 metros son más de lo que parecen.
Cuervo volando... creo que es la mejor foto de mi vida.
Haggis, tatties, nipps, salsa y Guinness. Alta cena.

domingo, 5 de junio de 2011

Día quince - Panic at the pub

¿Vale la pena un viaje si tu vida no corre riesgo, aunque sea una vez? Hay quienes me dicen que el riesgo está en el avión, y entiendo su punto. Pero soy más kamikaze que eso... necesito un peligro un poco más cercano.


Ayer a la noche lo último que les puse fue que tenía hambre. Bueno, salí a buscar un lugar para comer. Fue un poco complicado porque los locales cierran temprano acá, así como las cocinas de los bares. Caminé unas cuadras y encontré un lugar que se llama The Clamshell. Local a la calle, pizzas, wraps y fritos. Me pedí un wrap de pollo, y decidí buscar un lugar para tomar algo. Quería un bar, quería algo local, y eso es lo que empecé a buscar.


El hostel está sobre una de las calles principales, y de ésta salen unas callejuelas, muy angostas y muy empinadas, que son sólo para peatones. El hecho de que sean escaleras lo confirma. Había algo, no se qué, que me decía que lo que estaba buscando lo iba a encontrar en una de esas calles. Y realmente fue así. Desde arriba veo a tres hombres con sendos vasos de cerveza, y cuando llegué hasta donde estaban, veo que las paredes estaban pintadas con aerosol. "Esta parece la clase de antro que estaba buscando... ¡vamos ahí!". Lo que les voy a contar, son los siguientes 20 minutos.


En un principio me decepcionés. Parecía mucho más limpio de lo que esperaba. Ya saben, por ser un lugar que está en una calle pintada con aerosol... e inmediatamente vi que había un karaoke, y en él, un soltero despidiéndose de su condición. Todavía tengo fresco el recuerdo de la última despedida de soltero a la que fui, y estaba seguro de que no quería caer en otra. Pero tengo una ley, si entro a un bar pido aunque sea una cerveza. Me acerqué a la barra y pedí una Belhaven Best, y la fui a tomar a un rincón desde el que podía apreciar todo lo que pasaba ahí. Y ahí fue cuando lo vi, y presentí que algo iba a ir terriblemente mal, terriblemente pronto. Había en el bar una mujer... una señora en el último lustro de su quinta década, actuando como lo que los porteños llamamos "gato". Esta Señora Gato se iba paseando por el local hablando un poco en inglés, otro poco en gallego. Y, como todos saben, los felinos cazadores sólo son notados cuando es tarde.


Supongo que porque tengo escrito "tourist" en la frente, se me acercó y me dijo "¿de dónde eres guapo? where are you from?". Quién sabe por qué, pero le dije "hablá en castellano, soy argentino". La Sra. Gato abrió sus ojos y gritó "¡¡mestás jodiendo la puta que te parió!!". Ahí maldije mi espiritu aventurero. Me agarró de la mano y me dijo "vení, vamos a hablar, vamos a fumar". Me agarró de la mano y me empezó a pasear por el bar. Cuando hizo esto, lo primero que atiné a hacer fue agarrar mi mochila. "Dejala ahí, no le va a pasar nada... acá mando yo, este lugar es mío". The horror, panic... le dije que me sentiría mejor llevando la mochila. Puso cara de "bueh" y continuó arrastrándome. "He´s from Argentina, from my land". Y me miraba y me decía "vamos a hablar, vamos a hablar". ¿Les dije que sentí pánico? Sentí MUCHO pánico.


El bar este tenía una parte al aire libre, destinada a los fumadores. Antes de salir, la Sra Gato se topó con un escocés, grande como Óbelix. Que me miraba con cara de una de dos cosas "deja a mi mujer sola" o "pibito, en la que te estás metiendo". Yo lo miraba con cara de "por favor, sacámela de encima, llevátela a otro lado". Ella lo abrazó, él le buscaba la boca, ella esquivaba, yo temblaba. El tipo le dijo algo, porque la mina se alejó medio paso y le decía "mirá, tocá, tocá lo que es esta pierna". Y ahí ocurrió el colmo de la noche. Le dijo "dura, dura como una piedra" y se toco la punta de la nariz, la cual se estiró indefinidamente ante la ausencia de cartílago. Me volvió a agarrar el brazo y una vez afuera me vi rodeado por 5 escoces. Recuerdo haber pensado "menos mal que tengo seguro médico".


"Hey, he´s from Argentina, my land" gritó. Uno de los escoceses se acercó y me preguntó si era hincha de algún equipo de fútbol. Nooooo chiquito... ¡ese es el truco más viejo del libro! Le dije que no, que no seguía a ninguno. Y me repreguntó... "pero a Tevez lo conocés". "obvio, es el mejor del mundo". A todo esto no se en que andaba el gato, pero se volvió a acercar y le dije "voy al baño y vuelvo". Soldado que huye sirve para otra batalla.


Volví al hostel y dormí hasta tarde. Me levanté y fui a recorrer el castillo de Edimburgo. Muy lindo, muy panorámico, muchas cosas viejas. Tienen el museo del ejército ahí, y muchas cosas interesantes. También están los Honores de Escocia, y la Piedra del Destino, sobre la cual se sientan los reyes. Es domingo y estaba todo cerrado, así que no hice mucho más.


Antes de las fotos, las cervezas del día: Caledonian, Deuchards, Lia Fail y Tennent´s. ¡¡Shazbut, nanu nanu!!

El catillo, desde abajo.

Visto desde el otro lado.
Mandobles... ¿alguien sabe cuándo sale Diablo 3?

Vitraux copado.
Una de las vistas desde el Castillo


Jodiendo a los franceses, para variar.

Gaviota. Después la vi comiendo de la basura.

William Wallace.

Freeeeeeeeeeeeeedoooooooooommmmmmmmmm!!!!!!!!

Capilla donde estaban los vitraux. Dicen que es la construcción más vieja de la ciudad.

sábado, 4 de junio de 2011

Día catorce - Highlander

Me costó. Irme de Belfast me costó mucho más de lo que pensaba. Pero esperaba el próximo destino casi tanto como Dublin. Edimburgo. El viaje fue bastante agotador. Salí del puerto de Belfast en un ferry que parecía un avión (Stena Line, I sooooo love you). Tuve un poco de miedo, porque me enteré que no podía comprar el pasaje así como así, que tenía que tener una reserva, y la pude hacer a través de una página española que no me dio mucha confianza. Terminé comprando sólo el ferry hasta Stranraer, el puerto escocés. De ahí a Edimburgo tenía dos opciones. Micro o tren. Fui derecho al micro, pero resultó estar lleno. El tren iba a ser un poco más complicado. Era Stranraer-Ayr-Glasgow (una hora en el lugar donde nació Angus... ¡ahora soy un poco más rocker que antes!)-Edimburgo, y duró 6 horas...

Menos mal que el paisaje era lindo.
En el viaje de Ayr a Glasgow había un viejo adelante mío. Me empezó a hablar y no le entendí nada. Pero NADA. Era como "mrmrmrmmrm... yeah?". Y yo "Yeah, yeah, sure...". En un momento entendí que me preguntó de dónde era, y cuando le dije, me dijo "nunca escuché de ese lugar". Ahora, no es que sea egocéntrico, pero no te creo que nunca hayas escuchado de mi país, más que nada porque todo inglés con el que me encontré hacía alguna referencia. Después se dio cuenta, y dijo "oh, si... español... gauchos, gauchos" y me preguntó si vivía en una granja. Me ofendí. Le dije educadamente que no, que vivía en la ciudad, siguió murmurando algo, y me di cuenta que la vista se le perdía. El viejo estaba loco. Loco como una cabra. A los 10 minutos me preguntó de nuevo si vivía en una granja. El tipo me agotó, estaba cansado y todavía tenía un buen trecho de viaje... así que en un momento que se puso a mirar a la nada, me hice el dormido.


El viaje de Glasgow a Edimburgo fue mucho más tranquilo, el tren estaba vacío. Llegué a la estación, y vi que había un puesto de información al turista, así que decidí ahorrarme unas horas de malestar, y le pregunté dónde quedaba mi hostel. Quedaba a cuatro... lo voy a decir de nuevo: CUATRO cuadras. Golazo de arco a arco... si lo hubiese planeado no me salía así de bien. Llegué al hostel, hice el check-in, y me fui a comprar unas aspirinas. De paso vi un poco el ambiente. Parece que me va a gustar. Ahora son las 21.30, y la verdad que tengo bastante hambre. Me voy a comer algo.


Banda de sonido del día: La discografía de Cream. Por alguna razón iba perfecto con el paisaje. Les dejo las tres fotos que saqué. ¡¡Shazbut, nanu nanu!!

La calle del hostel.

David Hume
¿Se parece a alguien?

Otra calle cerca del hostel.

Tras los pasos de los gigantes, ampliación a pedido del público

Tras haber recibido varias increpaciones por lo poco extenso de la última actualización, voy a hacer una extensión del mismo. ADVERTENCIA: se puede poner denso en algún momento, pero ustedes lo pidieron.


Los preparativos para la excursión no fueron demasiados, no hizo falta más que ir a la recepción y decir "hola, quiero ir a La Calzada del Gigante". Cuando fui a hacerlo, uno de mis compañeros de de cuarto (el único ese día, ahora que lo pienso), Steven, también estaba reservando. Steven es australiano, y está haciendo un viaje de 6 meses por toda Europa. Estuvo un tiempo en Londres, otro en Dublin y ahora se estaba por ir a Portugal. Iba a hacer otra ruta, por los países nórdicos, pero el volcán Grimsvötn se lo impidió. Como buen viajero, no se hizo mucho problema y modificó un poco su itinerario. 


Esa noche no hice demasiado. El micro salía a las 9.15 de la mañana y tras haber pagado 20 libras, no tenía ganas de perderlo. Me dormí y me desperté a tiempo de bañarme y desayunar. Steven tuvo que hacer todo rápido. Menos precavido que yo, salió esa noche. Y como todo buen australiano, es un heavy-drinker. Ahora que lo pienso, la mayoría de las personas con las que hago buenas migas lo son.


Nos subimos al micro y empezó el tour. La primera parada fue en el castillo de Carrickfergus. Por acá hay un castillo en cada ciudad, y algunos lo tienen más cuidado que otros. Éste en particular era usado por los locales como punto de reunión, donde la salida empieza y las cervezas corren. Los alrededores estaban atestados de latas de cerveza, y el lugar donde nos dejó el micro apestaba a baño público. Increiblemente, la gente se metía por los huecos para sacar fotos, esos huecos que el experto en juntadas nocturnas callejeras sabe que es el lugar ideal para hacer "del número uno"· El castillo, adentro, tenía unos maniquíes vestidos de soldados antiguos con mosquetes y al lado de los cañones. No era el mejor de los que hay. Durante el trayecto pensaba en que el día anterior había pensado en hacer el camino ese caminando. Una locura de esas que se me ocurren. Hacerlo a pie es absolutamente imposible, pero las sierras no parecían tan lejanas.


Ahí se ven unos maniquíes...
El resto del trayecto hacia La Calzada fue así, viendo paisajes impresionantes, y ruinas de castillos. Pasamos también, por la destilería Bushmill, que tiene 400 años haciendo whiskey. Steven compró una botella. Una masa el tipo. Tras 3 horas llegamos al hotel donde íbamos a almorzar, en el que empezaba el camino a La Calzada. El grueso de la gente que estaba ahí iba en grupos, y casi todas las mesas estaban ocupadas, por lo que Steven y yo quedamos parados con nuestras bandejas. Había una mesa de 6 ocupada por tres personas, pedimos permiso y nos sentamos ahí. Obviamente hicimos las presentaciones correspondientes. Steven, de Australia; Dom y Caroline, de Nueva Zelanda; Amanda, de Canadá; y su servidor. En realidad Amanda no dijo que era de Canadá, Steven le preguntó si era estadounidense y ella, enojada, le dijo que no. Llegamos a la conclusión que ante la duda, era mejor preguntar "¿sos canadiense?".


Cuando terminamos de comer era obvio, como si se hubiese firmado un contrato, que íbamos a hacer el camino juntos.


Subidas dentro de subidas dentro de subidas...
El camino en si mide 2 kilómetros, pero son todas subidas y bajadas; y consta de cinco paradas: El Camello, La Abuela, La Silla de los Deseos, La Bota del Gigante y El Órgano. Seguramente las palabras y las fotos no hagan justicia a lo que se siente ahí, pero es impresionante. SOn esas cosas que te hacen insultar a la naturaleza, porque se ríe en tu cara. También te hace pensar en cómo es que alguien vio esas figuras en esas piedras, sobretodo La Abuela. ¿Bajo el efecto de qué sustancia estaban?¿Cómo sabía lo que era un camello uno de los primitivos habitantes de esos lugares?¿La gente de la UNESCO se puso de acuerdo para venderles gato por liebre a los incautos turistas? De cualquier forma, impresiona la forma en que esas piedras se erosionaron.


Una vez hecho todo el trayecto, volvimos al micro para ir a la siguiente parada, un puente colgante a un promontorio de rocas y pasto. No había nada más ahí. Para mi eso fue lo más impresionante de todo el día, porque en un momento entuve sentado y no habia nada más que agua adelante. Con un amigo una vez nos pusimos a discutir sobre la nostalgia que produce el mar. Tiene un efecto hipnótico, un llamado de lo primigenio. COmo si las amenas que tenemos en nuestro ADN quiseran volver a su lugar de origen.
Pasto, piedras, y nada más... 
El día terminó ahi. El viaje de vuelta a Belfast fue tranquilo. Fui a un bar y volví tarde, era mi última noche ahí. También la de Steven. Cuando llegué del bar estaba tomando el Bushmill que se compró, y me convidó varios vasos. Heavy-drinker y generoso, mi clase de amigo. No nos despedimos, supongo que es una costumbre de los que viajan. Capaz, espero, nos volvamos a encontrar.


Shazbut. Nanu nanu.

viernes, 3 de junio de 2011

Belfast, día trece - Tras los pasos de los gigantes

EX-TRE-MA-DA-MEN-TE-LAR-GO-EL-DÍA-DE-HOY...

Hay varias leyendas que hermanan a Irlanda con Escocia, a) este link; b)las fotos que les dejo son una prueba de a) la dicha hermandad; y c) mi próximo destino, si es que sale todo bien mañana...

Es viernes, nadie va a leer y yo no tengo muchas ganas de escribir. Hoy fue el día más túristico de todos. Fui a ver algo que me enteré hace dos días que existía: La Calzada del Gigante (Giant´s Causweway acá). Como toda excursión de la cual no se tiene mucha idea, me movió bastante el piso. Más que nada porque es increíble que naturalmente se formen cosas así.

Espero les gusten las fotos. Mañana va a ser un día largo... ¡¡Shazbut, nanu nanu!!

Camino Garrón... JAJAJAJAJAAJJAAAA!!!

Castillo Bizarro en el medio de la ruta

1ª parada en la Calzada del Gigante... El Camello.

2ª parada... La Abuela.

3ª... La Silla de los Deseos.

4ª La Bota del Gigante.

y 5ª... El Órgano.

Alto paisaje...

Les juro... me pareció ver un dragón ahí...

Imágen fantasmagórica.